n el otro lado del debate, aquellos a favor de la experimentación con animales sostenían que dichos experimentos eran necesarios para el avance del conocimiento médico y biológico. Claude Bernard, conocido como el "príncipe de los vivisectores" y el padre de la fisiología (cuya esposa, Maria Françoise Martin fundó la primera sociedad anti-viviseccionista en Francia en 1883) escribió en 1865 que "la ciencia de la vida es un brillante salón magnífico y deslumbrante al que sólo se puede llegar atravesando una larga y horrible cocina". Defendía que "los experimentos en animales... son del todo concluyentes para la toxicología y la higiene del hombre... los efectos de estas sustancias son los mismos en hombre y animales, excepto por diferencias en el grado," Bernard estableció la experimentación animal como una parte del método científico.
En 1896, el fisiólogo y médico Walter Cannon dijo "Los antiviviseccionistas son el segundo de los dos tipos que Theodore Roosevelt describió cuando dijo 'El sentido común sin conciencia puede conducir al crimen, pero la conciencia sin sentido común puede conducir a la locura, que es la sierva del crimen.'" Estas divisiones entre grupos pro- y anti- experimentación con animales se hizo patente por primera vez durante el caso del perro marrónen la primera década del siglo XX, cuando cientos de estudiantes de medicina se enfrentaron contra anti-viviseccionistas y la policía por un monumento conmemorativo a un perro viviseccionado.
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